¿Alguna vez has pensado en los aspectos de la vida que comienzan como algo pequeño y terminan siendo algo exageradamente grande? Puedes pensar en cualquier cosa, acá te ayudo algunos ejemplos:

  • Una bola de nieve que empieza a agrandarse y genera una gran avalancha.
  • Una pequeña mentira que a medida que la protegemos la vamos alimentando y haciendo crecer.
  • Una enfermedad que no es tratada, se desarrolla y afecta nuestra salud con el pasar de los días.
  • Una conversación incómoda que evitamos tener para no generar conflicto, pero que con el pasar de los días termina explotando en un conflicto peor.

Pareciera que solo hemos mencionado ejemplos negativos, sin embargo, hay uno importante, y muy positivo al entenderlo bien: Interés Compuesto

En términos generales, hay 2 alternativas de capitalización a las cuales podemos optar cuando decidimos invertir:

Interés Simple: Va generando rentabilidad en base al monto inicial. Por ejemplo, si inviertes $100.000 hoy a una tasa del 10%, el otro año tendrás $110.000, el siguiente $120.000, el siguiente $130.000 y así…

Interés Compuesto: Va generando rentabilidad en base al monto inicial más los intereses generados. Por ejemplo, si inviertes $100.000 hoy, a la misma tasa del 10%, el otro año tendrás $110.000, el siguiente $121.000, el siguiente $133.100 y así…

Como ves, la diferencia está en que el Interés Simple siempre genera rentabilidad con una base fija, mientras que el Interés Compuesto genera rentabilidad en base a lo que generó anteriormente, es decir, reinvierte el dinero ganado.

El monto que eres capaz de generar con una tasa de Interés Compuesta es significativamente mayor al que podrías alcanzar si tu inversión se realizara con Interés Simple, siempre y cuando se cumpla una condición importantísima en este asunto: Tiempo.

Podremos ver la fuerza (la magia) de nuestro Interés Compuesto solo a través del tiempo, puesto que en el corto plazo las diferencias entre una u otra tasa son muy bajas. Para profundizar el ejemplo anterior, usaremos los mismos datos iniciales, pero añadiremos un tiempo de 30 años de inversión:

  • Monto a invertir: $100.000
  • Tasa de interés: 10%
  • Tiempo: 30 años

Al final de estos 30 largos años, podremos ver el contraste de ambas inversiones:

  • Si decidiste invertir con un Interés Simple, obtendrías: $400.000
  • Si, por el contrario, tomaste la vía del Interés Compuesto, obtendrías: $1.744.940

¿Puedes ver ahora con claridad lo que fue capaz de generar apenas $100.000 en 30 años sin hacer nada adicional?

Uno de los más grandes científicos de todos los tiempos, el mismísimo Albert Einstein, dijo haber descubierto la fuerza más poderosa del universo. Sus palabras fueron: “El interés compuesto es la Octava Maravilla del mundo, quien lo entiende, lo gana, quien no, lo paga”

A pesar de que hemos sido capaces de comprender este importante concepto, no debemos ignorar que también es un arma de doble filo. Tal como nos contribuye si invertimos, nos perjudica si nos endeudamos. Así es, las deudas (como los créditos de consumo, hipotecarios, etc.) también cobran en base a un interés compuesto, es decir, mientras más largo sea el plazo, más esfuerzo requerirás para poder hacer frente a los pagos futuros, por eso es importante que controles tus plazos y puedas utilizar esta herramienta a tu favor y no en tu contra.

Recuerda las palabras de Einstein: “Quien lo entiende, lo gana, quien no, lo paga


(Gráfico de referencia: Elaboración propia)